Génesis 24:1-67
Cuando algunos cristianos no saben qué hacer, recurren a la Biblia. Al buscar la guía de Dios cierran los ojos, abren el libro, y con los ojos cerrados señalan a un versículo. Si no están complacidos con el resultado, intentan otra vez. Sin embargo, siempre es mejor acercarse a las Sagradas Escrituras con tus ojos abiertos.
En este capítulo Abraham le ordena a su criado que tome a una esposa para su hijo, Isaac. Su búsqueda por una esposa comienza con Dios. Cuando quieras una guía, sin importar el problema o la situación, así es donde se empieza. Desafortunadamente, mucha gente recurre a la guía de Dios por desesperación.
El criado hizo un juramento, “por Jehová, Dios de los cielos y Dios de la tierra”. Prometió que no tomaría una esposa para Isaac de las hijas de los cananeos. La novia de Isaac tenía que ser del país y familia de Abraham. Los que buscan una esposa o esposo hoy en día harían bien en seguir el consejo de 2 Corintios 6:14 que dice, “No os unáis en yugo desigual con los incrédulos”. Abraham no quería una novia pagana para su hijo. Conocía las tristes consecuencias.
El criado de Abraham no estaba seguro de ser capaz de cumplir con lo pedido. Después de viajar cientos de millas a la ciudad de Nacor, tenía que encontrar a la mujer correcta de la familia de Abraham. Tenía que convencer a ella y a su familia de acordar a este matrimonio con un hombre en una tierra distante el cual nunca conoció. ¿Estaría ella dispuesta de hacer semejante viaje? Abraham le aseguró “Él (Dios) enviará su ángel delante de ti y tu traerás de allá mujer para mi hijo”. Génesis 24:7. Una vez más, ellos dependían del Señor para que dirija al criado.
Antes de entrar a Nacor, “hizo arrodillar los camellos fuera de la ciudad, junto a un pozo de agua, a la hora de la tarde, la hora en que salen las doncellas por agua”. La primera cosa que hizo el criado fue orar que la joven doncella que le ofreciera darles agua a sus camellos sería la elegida. Antes de terminar la oración “he aquí Rebeca”. Le dio de beber y se ofreció como voluntaria para sacar agua para sus camellos.
El Señor contestó su oración. “Y el hombre estaba maravillado de ella, callando, para saber si Jehová había prosperado su viaje o no”. Se presentó ella misma como de la familia de Abraham, e invitó al criado a hospedarse en su casa. Al darse cuenta que Dios lo había guiado a Rebeca él, “se inclinó y adoró a Jehová”. Génesis 24:26.
Cuando el criado de Abraham explicó su mandado a Rebeca y a su familia, se pusieron de acuerdo al matrimonio, y lo invitaron a permanecer con ellos por al menos diez días. El contestó, “No me detengáis ya que Jehová ha prosperado mi camino; despachadme para que me vaya a mi señor.” Misión cumplida. Era el momento para volver a la casa con la novia de Isaac.
La guía de Dios comienza con Dios y termina con Dios. Necesitamos orar de principio a fin, y confiar que el Señor nos guíe entre medio. “Fíate de Jehová de todo tu corazón y no te apoyes en tu propia prudencia. Reconócelo en todos tus caminos. Y el enderezará tus veredas.” Proverbios 3:5-6.
Dios celestial, gracias por tu guía en nuestras vidas. Reconocemos nuestra necesidad de tu sabiduría en nuestro viaje de pelegrinos. Ensénanos tu voluntad y tus caminos. En el nombre de Jesús. Amén.
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